Nuestra Esencia:

Elaborado a partir de uvas de 1857 cepas ancestrales enclavadas en la Villa del Vino, Fermoselle, en la D.O. Arribes. Estas uvas provienen de variedades únicas que alcanzan su máximo esplendor aquí, desencadenando una explosión ilimitada de aromas y sabores inigualables.

Siete Peldaños representa un compromiso de profundo RESPETO por la tierra y nuestros ancestros. Al concebir nuestro proyecto de creación de excelentes vinos, siempre tuvimos la intención de recuperar la rica historia y tradición vitivinícola que ha sido parte de esta tierra durante siglos.

Nuestra esencia reside en la escucha y el aprendizaje de la tierra y de aquellos hombres y mujeres que han coexistido en armonía durante generaciones, legándonos una tierra excepcional. En esta tierra repleta de viñedos ancianos, trabajamos junto a numerosos viticultores para explorar sus viñedos, seleccionando aquellos que serían la base de nuestros vinos. Optamos por las cepas que mostraban la plenitud de estas variedades minoritarias, aportando diversidad a un panorama vitivinícola de un valor incalculable.

Sin embargo, no nos detuvimos allí. Cuidadosamente, escogimos las cepas de cada viñedo anciano que alcanzaban el final del ciclo vegetativo en condiciones óptimas. Estas cepas lograban llevar los racimos a una maduración perfecta, en un punto donde los aromas y sabores adquirían una singularidad incomparable. Marcamos estas cepas que proporcionaban un placer culminante y las incorporamos a una "colección" en honor a esta tierra.

Este meticuloso proceso se repitió en numerosas parcelas, abarcando todas las variedades minoritarias e históricas que encontramos. No seguimos un criterio preestablecido, sino que dejamos que la tierra guiara nuestras acciones, permitiendo que las proporciones se definieran por sí mismas y que las maduraciones de cada cepa fueran dictadas por la propia naturaleza.

 

Nota de Cata:

Color intenso y luminoso, con polifenoles muy presentes. Al principio es un poco cerrado, pero enseguida se descubre y resulta intenso, recordando la fruta fermentada de la vendimia.

La nariz es exuberante, muy singular, con un aroma floral seco, recordando un ramillete de aromas variados de frutas como el arándano.

En boca es muy carnoso, con una acidez muy presente pero muy bien integrada con el tanino, dejando la boca aterciopelada y un retrogusto a cacao.